Escultura y pintura paleocristiana
Después de que murió Jesús, e iniciando la nueva era cristiana en occidente, llegaron a Roma algunas comunidades de creyentes que, orgullosamente, se encargaron de profesar la nueva fe cristiana y dieron paso en el arte, a la época paleocristiana, que es en sí el inicio del arte cristiano y sus vocablos nos remiten a lo antiguo. Las principales obras de arte de dicha era fueron las pinturas y esculturas de las catacumbas.
Se desarrolló durante los cinco primeros siglos durante la llamada “dominación romana”, y perduró hasta la invasión de los pueblos bárbaros. El estilo fue predecesor al arte bizantino.
El arte paleocristiano de las Catacumbas
En Roma, las catacumbas eran el espacio para la sepultura de los cristianos que recién marcaron dicha religión. Eran muy oscuras, angostas y estaban excavadas. Sin embargo, el lenguaje cifrado en este arte para los creyentes se cuidaba mucho ya que Roma tenía prohibida la religión cristiana; fue así como se limitó el culto, centrándose en algunos pocos símbolos e imágenes como si fuera un lenguaje secreto. Un ejemplo de ello son las pinturas de los símbolos de los peces y los panes que aparecen en algunas catacumbas de San Calixto en Roma, guardando estrecha relación con la eucaristía.
Las pinturas de las catacumbas, en el inicio del arte cristiano, rescataron también algunas figuras del paganismo, pero con nuevos significados; éstas eran muy expresivas. Destacan El orante (que invoca a Dios), quien justo parece orar al tener alzados los brazos, así como la pintura del mural de las Catacumbas de Priscila, en Roma: La virgen con el niño (que, además de representar la maternidad, incluye pocas figuras recurrentes) y la figura del Buen pastor, quien con su nuevo significado en el cristianismo es quien es capaz de cuidar el fiel rebaño del Señor y salvar sus vidas. Sobre todo el pan y los peces, como hemos dicho son los símbolos codificados que más representaron esta era del cristianismo en el arte, así como el símbolo de Cristo con la paloma que lleva en el pico una rama de olivo.
Escultura paleocristiana
La escultura paleocristiana resaltó siempre por su carácter funerario, siendo los sarcófagos en el siglo II y III las tumbas de los cristianos que tenían una buena posición económica, donde se esculpían imágenes muy parecidas a las que aparecían en otros sarcófagos como los de los paganos. En la siguiente imagen se muestra el sarcófago de Flavio Julio de la Catedral en Tolentino, donde se aprecia el friso central (portador de la víctima del sacrificio) con el Hermes crióforo, quien es capaz de transformarse en el Cristo sacrificado que muere por la salvación de los seres humanos (el Agnus Dei).
Una de las obras escultóricas más importantes de estos tiempos es la de “San Pedro y San Pablo” (predicadores del a religión que, en una sola imagen y de perfil, se observan el uno al otro) que, en realidad, es un relieve del paleocristianismo.
Pintura paleocristiana
Sin duda, para mucha gente es más reconocida la pintura paleocristiana que la escultura y la referencia directa de este arte pictórico más importante y completo está en Las Catacumbas de Priscila, de las cuales hablamos antes, y en donde se encuentra la Virgen con el niño, pertenecientes al siglo III. En ésta, como en muchas otras catacumbas, resalta el color café tostado, el blanco y el rojo sobre el ocre natural de la piedra.
Todos los anteriores fueron precedentes del mundo antiguo que dieron paso también, por ejemplo, a que la basílica pagana fuera transformada a la Iglesia paleocristiana.
