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Pintura

La obra de Francis Bacon

A veces son rostros amorfos o gritos que parecen agonizar, así como cuerpos crucificados, entre otros cuadros que desconciertan, los que el pintor británico Francis Bacon creó y lo enaltecieron en el siglo XX, convirtiéndolo en un ícono de la pintura a nivel internacional. Alegóricamente se le conoció como el “monstruo sagrado”; él nos hace pensar que solo somos frágiles y mortales masas de carne. Su vida no fue fácil, incluso llegó a decir que si su infancia hubiera sido feliz, tal vez habría pintado flores.

El gran pintor nació en Irlanda en el año 1909, aun así se le consideró un artista británico. Él dijo a manera de autobiografía que su despertar erótico al término de la infancia fue violento y confuso por su orientación homosexual. Su historia destructiva narra juegos sádicos, castigos en su cuerpo y la búsqueda de amantes agresivos. Sus padres lo descubrieron teniendo relaciones sexuales con los sirvientes de su casa, entonces su tío se lo llevó a Londres para intentar disciplinarlo, pero lo que nadie se esperaba es que ambos terminaran en la cama. La violencia, para Bacon era fundamental en su vida y para lograr una complejidad sexual que le inspirara, donde belleza y brutalidad convergen.

Francis Bacon exploró alteraciones en sus pinturas al restringir el movimiento de la figura donde podía imponer la deformación de rasgos o la expresión de gritos violentos; lo carnal se aproxima a lo sexual. Decía que pintaba para ser amado y que deseaba pintar una boca, así como Monet pintaba una puesta de sol. Éste gran artista podía exorcizar el fantasma de su padre, una amante suicida, su ansia sexual o su pensamiento sobre la violencia o la guerra gracias a su creación. Dicen que cuando hacía un retrato le gustaba conocer a fondo a quien iba a pintar para sentirse unido a esa persona, antes de poder, en el lienzo, despedazar su cuerpo.

francis bacon
Francis Bacon

Violencia y gritos de una vida difícil

Su triste biografía habla de un padre militar que lo azotaba cuando tenía ataques de asma. Bacon conocía la enfermedad desde su infancia. Por ello, algunos estudiosos de su arte interpretan los tonos azules de la asfixia en sus autorretratos. Su obra, según el propio autor, no hubiera sido la misma si no hubiera sido por el asma; si no hubiera existido ese padecimiento, quizá ni siquiera se habría interesado en la pintura.

Si realmente amas la vida, todo el tiempo estás caminando a la sombra de la muerte. Mientras más se está obsesionado con la vida, más obsesiona la muerte.

Francis Bacon

Como artista contemporáneo, Francis Bacon nunca quiso influir en temas políticos y tampoco mostró interés por credo o religión alguna; su único interés era el arte, cuya visión fue impregnada por la exploración del dolor y el placer, a pesar de que luego buscó otros temas como materia de su inspiración, pero nunca se desconectaría de su inspiración inicial.

Diseñaba muebles para poder ganar dinero y vivir. Pintaba cuadros no muy seguido y después odiaba su creación que terminaba en manos de cobradores o caseros que los aceptaban como un pago. Francis destruía otras de sus obras a cuchilladas cuando éstas no eran perfectas o eran muy perfectas o no se vendían.

Mucha gente veía su departamento como un casino ilegal, ahí se encontraba con hombres que le compraban material para pintar o que le pagaban por sus cuadros, a la vez de que experimentaban con él el sadomasoquismo.

Bacon estudió la obra de Goya y de otros maestros como Poussin (que tuvo gran influencia en él por los trazos de la anatomía del grito y el movimiento), o Picasso, en quien encontraría una guía e inspiración; lo orgánico de la imagen humana podía ser distorsionada en su pincel. Fue así como luego aseguró el artista que: “un cuadro debe ser recreación de un evento y no simple ilustración de un objeto”.

“Tres estudios para figuras en la base de una crucifixión” fue una de sus obras más controversiales que intentó a manera de serie realizar desde 1934 y culminó hasta 1945 cuando el alcohol le ayudó a liberarse en su creación.

Francis Bacon triptico crucifixion

La fuerza de las imágenes irracionales de la obra de Francis Bacon le permitía realizar trazos a manera de accidentes. Son los gritos mudos, los rostros que se alargan y las contorsiones de los cuerpos los que resaltan en su obra. El tríptico de la crucifixión fue el clímax en su carrera e intentó destruir todo su trabajo anterior; ese parteaguas le llevó por ese mismo camino de la exploración en cuanto a las distorsiones del cuerpo humano. Él mismo decía que intentaba pintar la sonrisa, pero nunca pudo lograrlo.

Luego hizo su propia versión de  “El retrato del papa Inocencio X”, de Velázquez , donde lo despojó del poder y la dignidad del cuadro original y, en el rostro, le pintó un grito que le deformó los rasgos llevándolos a un plano sexual. En la base de su obra siempre estuvo su padre detrás. Deseaba que los espectadores purgaran su alma a través de su arte, porque su finalidad no era provocar horror, sino poder encontrar la paz gracias a la ficción terrorífica que nos libera.

Bacon murió de un infarto en 1992 en Madrid. Su obra violenta nos sacude para hacernos reflexionar, pero también, tal vez, para no olvidar.

Vivimos a través de velos; a veces pienso, cuando dicen que mi obra parece violenta, que quizás haya sido capaz de correr uno o dos de esos velos

Francis Bacon

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